Cualquiera podría besarle el cuello, descender por su pecho, acariciarle la nuca, pero sin duda, ninguna sería ella. Tenía claro que aunque pasaran los días, los meses, los años o la vida entera, la buscaría en cada letra de cada canción, en cada mujer, en cada historia de amor que cuentan las películas.
Cualquiera podría llevarse su corazón, si aún lo tuviera. Pero no, se lo quedó ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario